Costa Este – Encuentros en la tercera base

Nuestra última ruta por los EEUU se ha caracterizado más por las personas que hemos ido visitando por el camino que por el recorrido en bici. Partimos de Filadelfia, y aunque no le dedicamos demasiado tiempo a esta ciudad, tuvimos la oportunidad de posar junto a Rocky.

La gente de esta zona pasa más de nosotros. Me refiero a que no es fácil toparse con alguien que se sorprenda o que nos haga preguntas sobre nuestro viaje, algo a lo que estábamos acostumbrados en otros lugares. Aquí nos sentimos menos importantes, y el único comentario que hizo alguien mientras salíamos de Filadelfia fue para reírse de nosotros por esperar prudentemente con la bici a que se abriera un semáforo.

A los dos días llegamos a Princeton, a medio camino entre Filadelfia y Nueva York. En un instituto de la zona ha estado estudiando un alumno de nuestro colegio al que tuve el placer de dar clase el año pasado. Tanto a él como a mí nos pareció interesante vernos en tales circunstancias, así que quedamos en su casa y aproveché para hacerle una pequeña entrevista sobre su año en EEUU. Aquí tenéis un vídeo del encuentro entre profe y alumno a casi 6000 km del Zola:

También tuvimos tiempo para pasar por la casa donde vivió Albert Einstein sus últimos veinte años, el lugar en el que intentó dar solución a una de las teorías más importantes de la física.

Pasados otros dos días llegamos, a duras penas, a Nueva York. La entrada a Manhattan fue de las más difíciles de todo el viaje, pero también de las más emocionantes. Pedaleando entre amenazantes camiones por polígonos industriales, recorriendo aceras imposibles junto a la autopista y cruzando enormes puentes mientras otros coches nos pitaban…al final pudimos contemplar desde un sitio tranquilo el perfil de la gran ciudad, algo cambiado, eso sí, por la presencia de la nueva torre construida cerca del lugar donde se encontraban las torres gemelas.

One World Tarde Center, conocida como ‘Freedom Tower’

En el lugar que ocupaban las torres gemelas se pueden contemplar dos grandes huecos donde el agua va cayendo a su vez hacia un hueco central, y en cuyos bordes están grabados los nombres de las víctimas del 11-S.

En Nueva York tuvimos el siguiente encuentro de nuestra ruta por la costa este, en esta ocasión con la prima de Marta, que casualmente vive en un barrio bastante cercano a la gran manzana. Gracias a ella pudimos disfrutar de unos días estupendos por allí, incluida una ruta en bici en la que pudimos comprobar el ritmo frenético de la ciudad y disfrutar de las grandiosas vistas desde el Puente de Brooklyn.

También en Nueva York teníamos la visita al colegio número quince de la lista, concretamente en el barrio del Bronx. El lugar tiene mala fama, y no dudo de que sea peligroso, pero a las horas a las que fuimos, las 7:00 am, aquello resultaba tan arriesgado como una mañana de paseo por El Retiro. Supongo que la gente que causa problemas por allí se niega a madrugar.

La visita a este colegio fue una sorpresa muy agradable en todos los aspectos, y la manera de trabajar con los alumnos me pareció de lo más eficaz y original. Debido a la gran cantidad de chicos latinos que tienen, es lógico que den mucha importancia al idioma español, así que eso nos sirvió para sentirnos un poco más como en casa. La conexión que hicimos con dos clases de 6º del Zola estuvo más animada que nunca, así que nos fuimos con muy buen sabor de boca de aquella pequeña escuela. Aquí tenéis el vídeo de la visita:

Después de Nueva York había que llegar a Boston, así que volvimos a coger las bicis y continuamos nuestra ruta atravesando Long Island y cogiendo un ferry que nos sirvió para conectar con el estado de Connecticut. Los estados de esta zona son bastante pequeños, y cuando te quieres dar cuenta has dejado uno para pasar a otro. Por el camino vimos algunas zonas de viñedos y granjas, pero la mayoría del trayecto discurrió por zonas residenciales en las que la única distracción consistía en ver la gran variedad de casas que construye la gente por aquí. Tardamos poco en atravesar el estado de Rhode Island para llegar finalmente a Massachusetts.

Zona de granjas por el camino

Poco antes de llegar a Boston tuvimos nuestro último encuentro, de nuevo con la familia de Marta, que amablemente nos acogió en su casa de Brockton durante unos días. Está claro que echaremos en falta todo esto durante el tiempo que nos queda de viaje. ¡Muchas gracias!

Bueno, pues poco queda por añadir, que ayer llegamos a Boston y que mañana cogemos un avión hacia Lisboa. La sensación durante estos últimos días de viaje es algo extraña, como si todo hubiera terminado y una parte de nosotros estuviera ya más en casa que en otro lugar, pero lo cierto es que todavía nos quedan dos colegios por visitar y un duro recorrido de 700 km por Portugal y España, así que habrá que ponerse las pilas y hacer el último esfuerzo en estas dos semanas que nos quedan de viaje.

Pues nada… ¡nos vemos en la península!